No había nada entre nosotros
Nada que nos asemejase
No éramos gente común
No éramos ni siquiera símiles entre nosotros dos.
He sido siempre una persona alegre
Él amaba el silencio, la incerteza y ciertas penas
Yo amaba la luz y sobre todas las cosas amaba la claridad del sol
Él las ropas oscuras, la noche y a veces, muchas veces, contemplaba las estrellas.
Yo si trabajaba prefería hacerlo de día
Él si trabajaba prefería las madrugadas
Yo a la noche iba en discotecas o miraba un filme en la televisión
Él si estaba en casa, dormía.
Si a veces discutíamos yo era capaz de desahogarme gritando
Él en vez era capaz de tenerse todo dentro por semanas enteras
Si te digo que no había nada entre nosotros, nada que nos asemejase,
nada en el caracter, nada en nuestra forma de pensar
que pudieras decir que fuera igual
que pudieras decir que fuera igual
porque ni siquiera nuestros amigos eran de la misma clase.
Cuando decidí marcharme lo hice a su estilo, sin decir una palabra
Y él me escribió una nota que todavía conservo:
“No había nada entre nosotros, nada de nada, NADA, que no fuera amor”.
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