Blog de la escritora Marilyn Estévez


Soy la que soy y no pretendo ser otra. Cuanto he hecho hasta hoy ha sido siempre con la idea de hacer el bien y ser mejor cada día. Escribo desde que recuerdo, porque las ideas llegan en cualquier momento de la jornada donde me encuentre, lo mismo da una parada de ómnibus, que en espera de la metro; basta un segundo en que esté a solas conmigo misma; las palabras me rodean, me incitan, y ya no puedo hacer otra cosa que coger un papel y dejar que renazcan, fluyan, párrafos e historias que después les cuento en espera que les guste y me hagan llegar sus comentarios de alguna forma. Amo la sinceridad y a los amigos. Amo a quien es generoso y a quien no maltrata a los animales.
He creado este nuevo blog con la idea de no alejarme nunca más, mientras Dios lo quiera. Aquí contaré mis vivencias, secretos, mis sueños y de lo que escribo.
A todos espero les guste.


Miles de saludos desde un pedacito de mi mundo.

miércoles, 3 de julio de 2013

Hombres que maltratan a las mujeres


 
Sobre el tema se habla todos los días y no nos cansaremos de denunciarlo mientras exista en cualquier parte del mundo por pequeño e insignificante que sea, un lugarr donde alguna mujer viene maltratada.

Porque seamos el sexo débil (si desean definirnos así) no le da derecho a ninguno a maltratarnos.

Sin embargo en las crónicas continuamos a ser noticia (Nosotras: mujeres maltratadas por los hombres) Se habla de dos o tres nuevos casos por día. Mujeres golpeadas e incluso asesinadas por un hombre que generalmente es alguien que la conocía bien: un novio, un amante, un marido, un ex marido, un conviviente.

En Italia el último caso fue exactamente ayer. Un hombre asesinó a su ex  aún cuando su relación había terminado hace cinco años. Hace una semana los periódicos y el noticiero no hablaban de otra cosa que del caso de una joven cuyo cadaver fue sepulto vivo por su compañero de vida, el hombre que debía protegerla.

Es hora de decir: BASTA.

Nosotras tenemos derecho hacer como queremos ser, libres y a modo nuestro. Y no a modo que quieren ellos que seamos.

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