Blog de la escritora Marilyn Estévez


Soy la que soy y no pretendo ser otra. Cuanto he hecho hasta hoy ha sido siempre con la idea de hacer el bien y ser mejor cada día. Escribo desde que recuerdo, porque las ideas llegan en cualquier momento de la jornada donde me encuentre, lo mismo da una parada de ómnibus, que en espera de la metro; basta un segundo en que esté a solas conmigo misma; las palabras me rodean, me incitan, y ya no puedo hacer otra cosa que coger un papel y dejar que renazcan, fluyan, párrafos e historias que después les cuento en espera que les guste y me hagan llegar sus comentarios de alguna forma. Amo la sinceridad y a los amigos. Amo a quien es generoso y a quien no maltrata a los animales.
He creado este nuevo blog con la idea de no alejarme nunca más, mientras Dios lo quiera. Aquí contaré mis vivencias, secretos, mis sueños y de lo que escribo.
A todos espero les guste.


Miles de saludos desde un pedacito de mi mundo.

miércoles, 5 de junio de 2013

La hipocresía en las oficinas públicas cubanas




       Ok, ok. Está claro que estamos en un país comunista y que la paga no es del todo satisfactoria, pero eso no les da derecho a tratar a los usuarios como pedazos de excremento.
 Digo esto porque en ciertas oficinas estatales de La Habana, para ser más exactos, es el propio caso de la oficina de la oficoda de Centro Habana situada en  Cayo Hueso, en la calle Valle y Espada, el trato a los usuarios no es para nada de seguir como ejemplo de buena educación. Esas mujeres allá dentro parecen que están en guerra o amargadas con el mundo. Y digo esto porque no ha sido en una sola ocasión que lo he comprobado. Desde por la mañana que abren a las 8:00 hasta las 4.00 de la tarde viven en un continuo ofender a los usuarios. Siempre están gritando y tratando en mal modo y eso que se dan de educadas y de correctas cuando hacen pasar delante de la cola a las mujeres embarazadas o con niños y por otro lado dejan a los ancianos atrás. Incluso si a quien le toca en ese momento es un anciano éste debe esperar a que la “señorita” de la oficina pase delante a quien le de la gana y claro está que también debe sentir su gritería, chusmería y soportar en resumen su mal humor, porque tan pronto el anciano llega finalmente a la ventanilla viene tratado como ya dije como un pedazo de mierda.

       Ok, ok, ya lo digo otra vez. Está claro que estamos en un país comunista. Si la oficina fuese de ellas: cambiaría en algo las cosas?
       Si por ahora la paga no es del todo satisfactoria y si están bravas con eso o porque de tanto gritar y ofender son tan feas que ya no encuentran novios, por favor, no lo cojan con los pobres usuarios que deben acudir a esa oficina. Si no les va de tratar a las personas correctamente y con respeto no trabajen con el público. Y esto es general para todas esas “señoritas” que trabajan en esa oficoda. Hace falta que alguien les de una buena lección de educación además de dárselas de buena gente pasando a embarazadas y niños en brazos porque a los viejos también hay que respetarlos ya que algún día si Dios quiere todos llegaremos a pasar los 60.
 

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