La niña de las cañasLeopoldo Romañach |
Un vecino del ingenio dice que Dorita es mala, para probarlo me cuenta que es arisca y mal criada y que cien veces al día todo el batey la regaña. Que a la hija de un colono, le dio ayer una pedrada, y que la del mayoral le puso roja la cara, quién sabe con qué razones por nosotros ignoradas. Que si la visten de limpio al poco rato su bata está rota o está sucia, que anda siempre despeinada, que no estudia la lección y nunca sabe la tabla, que el sábado y el domingo se pierde en las guardarrayas y recogiendo guayabas. Y yo pregunto: “Vecino, vecino de mala entraña, ¿quién puede decir que sea por eso mi niña mala?. Si hubieras visto lo íntimo de su vida y de su alma como lo ha visto el maestro ¡Qué diferente pensara…! Verdad que siempre está ausente, pero si viene no falta, entre sus manitas breves un ramo de rosas blancas para poner al Martí que tengo a mitad del aula. Con quien no tenga merienda parte a gusto su naranja; si cantamos al salir se oye su voz la más alta, su voz que es limpia y alegre como arpegio de guitarra. Y cuando explico aritmética le resulta tan abstracta que de flores y banderas me llena toda la página. Y prefiere en los recreos, cuando juegan a las casas, jugar con Luisa: la única niña negra de mi aula. A veces le llama Luisa y a veces le dice: ¡Hermana!. Y cuentan los que la vieron que en aquella tarde amarga en que no vino el maestro era la que más lloraba. Cuando se premie el cariño y lo rebelde del alma, cuando se entienda la risa y se le cante a la gracia, cuando la justicia rompa entre mi pueblo y su marcha y el tierno botón de un niño sea una flor en la esperanza, habrá que poner al pecho de mi niña una medalla aunque el batey, malicioso, me le dé tan mala fama, y tú -mi pobre vecino- no entiendas una palabra. (Pedro Luis Ferrer-Raúl Ferrer. Mariposa. 1977) |
Allá por los años 70 cuando apenas era una niña mi bibliotecaria me regaló un libro de cuentos de Guy de Maupassant, y fue tanto mi entusiasmo por este libro que en menos de cuatro días ya me lo había leído completo. Fui una niña que perfería los libros de historietas y novelas antes que a las muñecas, así que cuando más tarde cayó en mis manos Impaciencia del corazón, de Stefan Zweig me dije: Yo quiero escribir como ellos”. Desde entonces no hago otra cosa que intentarlo.
Blog de la escritora Marilyn Estévez
Soy la que soy y no pretendo ser otra. Cuanto he hecho hasta hoy ha sido siempre con la idea de hacer el bien y ser mejor cada día. Escribo desde que recuerdo, porque las ideas llegan en cualquier momento de la jornada donde me encuentre, lo mismo da una parada de ómnibus, que en espera de la metro; basta un segundo en que esté a solas conmigo misma; las palabras me rodean, me incitan, y ya no puedo hacer otra cosa que coger un papel y dejar que renazcan, fluyan, párrafos e historias que después les cuento en espera que les guste y me hagan llegar sus comentarios de alguna forma. Amo la sinceridad y a los amigos. Amo a quien es generoso y a quien no maltrata a los animales.
He creado este nuevo blog con la idea de no alejarme nunca más, mientras Dios lo quiera. Aquí contaré mis vivencias, secretos, mis sueños y de lo que escribo.
A todos espero les guste.
Miles de saludos desde un pedacito de mi mundo.
miércoles, 20 de agosto de 2014
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